Sedes

Folkestone

Ámsterdam

Guatemala

<

Fiesta de despedida

En las conversas con John sobre el proyecto hablamos del Club Social Topiario como aquel que logra camuflarse, que se adapta a distintas circunstancias y cambia sus formas para intentar ser un verdadero
club. Me dice “claro, se camufla como una manera de adaptarse para así poder pertenecer”.

Me queda resonando eso que me dice. Porque le encuentro la razón. Durante el verano y ahora de vuelta adapto esos roles camaleónicos. Así me veo como testigo, amiga, puente, alienígena. Me quedo
mareada con tanto rol.

.
.
.

La fiesta de despedida adquiere una forma más alienígena.

Es una invitación a celebrar la llegada del invierno y despedir al club en torno al sillón de topiary, como símbolo de reunión en un club. Lo hacemos al aire libre, en la costanera. Hay café, té, leche y galletas, pero el centro de la fiesta está en el sillón de topiary que se infla para agarrar forma. Mientras lo hace, pelea con el viento y se desarma. Perplejos ante la invitación, los primeros asistentes que se reúnen me cuentan que pensaban que la invitación era a tomar café en una cafetería.

Preocupada por su decepción, trato de explicarles que la idea era despedir al club, que el club no tiene sede y mi intención era que más personas pudieran pasar a despedirse.

Mientras les sirvo el café, prosigo rápido a leerles una carta que les tenía preparada, antes de que se fueran por el frío.

"Debido a la llegada del invierno, el Club Social Topiario celebra una fiesta de despedida. Por ello, sus miembros, las pelotas de topiary se descuelgan de las puertas de la casa para reunirse y jugar en la costanera.
El encuentro es en torno a este sofá de topiario -símbolo de encuentro en un club-.
Podarlo e intentar que se parezca a un sofá es el objetivo del Club Social Topiario hoy.
Durante el verano, estuve aprendiendo con los expertos en clubes sobre la idea de pertenencia y membresía. Sin pretenderlo, estaba inmersa en mi propio deseo de pertenecer.
Me camuflaba y trataba de aprender y entender los códigos locales para poder encajar.
Camuflándome como lo hacen las pelotas de topiario artificiales de las puertas de entrada para
parecerse a las reales.
Para mí, este intento de las pelotas topiary es su belleza.
Como se infiltran en el espacio, se rebelan y provocan una fricción en la vida cotidiana. Una pequeña y mínima fricción, una pequeña y mínima grieta.
Y al formar parte de su vida cotidiana: como testigo, puente, extranjera y amiga, pude conocer un poco más, y vivir en mi propio cuerpo, cómo se vive el "club" y la pertenencia. Y tal vez este Club Social Topiario, que se puede podar en cualquier forma, da espacio para compartir y hablar de cómo se
sueña y se da forma a los clubes sociales."

Luego conversamos sobre pertenecer y no pertenecer…

Una me dice que pertenezco, que logré mezclarme en el club y que ahora preguntan por mi. Otro insiste en el frío, que no se pueden hacer actividades fuera. Mientras otro explica que hace topiarios, y que el sillón no es de topiario. John también sale interpelado, por no recordarle a esta extranjera que los ingleses no se reúnen en la calle cuando hace frío. Así, en una despedida agridulce nos terminamos abrazando, y me dicen que quieren ir a Ámsterdam a conocer a otros locos como yo.

Con los que quedaron, nos fuimos a jugar a la playa con los miembros de pelota.

Paulina

Vínculo a actividad